Esta frase —«La inteligencia digital precede a la inteligencia artificial»— es provocadora y muy poderosa. Puede servir como punto de partida para una reflexión profunda sobre el rumbo de la transformación digital y el papel que deben jugar las personas, organizaciones e incluso gobiernos en este proceso.
En la actual era tecnológica, muchos gobiernos, empresas, universidades y ciudadanos están volcados hacia la inteligencia artificial como la solución definitiva para los grandes desafÃos contemporáneos. Pero olvidan algo fundamental: antes de hablar de inteligencia artificial, necesitamos desarrollar inteligencia digital.
Por otro lado, la inteligencia artificial no es más que una herramienta —muy poderosa, s× pero que refleja las intenciones, los sesgos y las limitaciones de quienes la diseñan y usan. Si no hay inteligencia digital humana, la IA se vuelve una caja negra peligrosa: automatiza desigualdades, perpetúa errores y erosiona la agencia ciudadana.
¿Qué es la inteligencia digital?
La inteligencia digital es la capacidad de una persona, una organización o una sociedad para comprender, adaptarse y actuar estratégicamente en entornos digitales. Es mucho más que saber usar una computadora o tener redes sociales: implica pensamiento crÃtico digital, competencias en ciberseguridad, ética tecnológica, dominio de los datos, y habilidades para innovar y colaborar en entornos conectados.
La inteligencia digital no se limita al manejo de herramientas o plataformas. Se refiere a un conjunto de competencias, actitudes y conocimientos que permiten a individuos, instituciones y sociedades operar con responsabilidad, seguridad y eficacia en entornos digitales. Incluye aspectos como:
- Pensamiento crÃtico digital
- Ciberseguridad y privacidad
- Alfabetización en datos
- Ética tecnológica
- Adaptabilidad y aprendizaje continuo
- Participación ciudadana digital
Sin esta base, cualquier implementación de inteligencia artificial corre el riesgo de ser opaca, ineficaz o incluso peligrosa. Automatizar sin comprender es como construir sin cimientos.

¿Qué implica afirmar que la inteligencia digital precede a la inteligencia artificial?
- La IA reproduce lo que somos
Los sistemas de IA no son neutrales. Aprenden de los datos que les damos y reflejan nuestras estructuras, valores y sesgos. Si quienes diseñan, gestionan o adoptan la IA no tienen una base sólida de inteligencia digital, los resultados serán problemáticos: discriminación algorÃtmica, opacidad, pérdida de control o dependencia tecnológica. Es por eso que han aumentado los ataques cibernéticos que usan Inteligencia Artificial. - Sin inteligencia digital, la IA profundiza brechas
Las organizaciones o gobiernos con baja madurez digital no están en condiciones de aprovechar todo el potencial de la IA. Peor aún, pueden agravar desigualdades si solo ciertos sectores acceden a su uso estratégico mientras otros quedan excluidos. - La inteligencia digital es clave para gobernar la IA
Desde el diseño de polÃticas públicas hasta la implementación de marcos éticos o regulatorios, se requiere una ciudadanÃa y una institucionalidad capaz de comprender y deliberar sobre las implicaciones de la inteligencia artificial. Esto no se improvisa: se forma.
¿Por dónde empezar?
- Invertir en competencias digitales transversales en todos los sectores: educación, salud, justicia, seguridad, gobierno.
- Fomentar una cultura de datos, ética y transparencia en la adopción de tecnologÃas emergentes.
- Diseñar polÃticas públicas digitales que pongan al centro a las personas y promuevan el desarrollo de capacidades locales.
- Impulsar ecosistemas de innovación responsable, donde la inteligencia artificial esté alineada con los derechos humanos y el bienestar colectivo.
- Educar en ciberseguridad, con la finalidad de reducir los incidentes cibernéticos asà como su impacto en las personas.
Finalmente:
La inteligencia digital no solo precede a la inteligencia artificial. La orienta, la condiciona y la hace verdaderamente útil.
No podemos aspirar a un desarrollo tecnológico justo y sostenible si no fortalecemos primero las bases humanas y organizacionales para habitar con inteligencia el entorno digital. Solo asà podremos pasar de la fascinación por la IA a una apropiación crÃtica y transformadora.
Contamos con una estrategia que permite evaluar de manera objetiva el nivel de Habilidades Digitales en gobiernos, empresas, universidades y ciudadanos con un plan de acción para incrementar sus conocimientos y asÃ, mejorar la productividad y reducir los riesgos cibernéticos relacionados al uso de herramientas digitales, si necesitas información, escrÃbeme.
